Marionetas

Hoy reencontré tu aroma en la brisa diurna.
La métrica del viento imperceptible te acompaña.
La blanca penumbra proveniente del cielo,
acariciaba los parpados ingratos que se cerraban.
Un par de bombones uno en cada una de tus manos;
y sin embargo la tristeza inundaba tu ser.
Tu cara se había congelado, sin esa sonrisa
que carcomía mis adentros cuando aun existía.
Y solo me queda el recuerdo, porque de ti la nada
De ti, alguien te ha robado el alma y la mente
tanto que ni siquiera me recuerdas, tanto que,
nunca te presentas por estos lugares memorables.
¿Quién es el ente maldito que te quita el destino?
Compensando tu falta, lejos de casa te encuentro
exhorto en un pensamiento que apenas y siento,
a la larga sales del letargo y mencionas algo
imperceptible a mis oídos pero a gritos al corazón.
Y a lo lejos…  la marioneta encantada se desvanece,
al dejar de ser balanceada por el insensible
escritor que le dio por contar este cuento absurdo;
mientras la duda corrompe a las marionetas
aun en su frágil y vacio cráneo manipulado por un humano